«Nueva York, finales del siglo XIX, prostitución, asesinatos, corrupción. No es mi bio; es la sinopsis de El alienista.
Como veis, se presentaba como un proyecto complicado de por sí, pero, sin entrar en detalles, Victoria y yo nos topamos con retos que iban más allá del contenido. El más obvio fue traducir una temporada entre las dos.
Por un lado, y por cuestiones logísticas, repartir la traducción de una serie entre dos o más traductores es más frecuente de lo que debería; por otro, en muchos casos no sabemos con quién trabajamos ni se facilita una vía de comunicación entre compañeros. La confluencia de estas dos condiciones supone una traba tremenda para la consistencia de la traducción y le hace un flaco favor al producto final. La comunicación es clave, en esto y en todo.
Para esta serie, por casualidad, a Victoria y a mí sí nos pusieron en contacto, y descubrimos que llevábamos tiempo coincidiendo en proyectos anteriores a El alienista sin saberlo. Para mí, esta nominación es, sin lugar a dudas, el resultado de una colaboración bien hecha entre profesionales compatibles, donde fluían las ideas y la información en general. En una época en la que me estaba acostumbrando a las anteojeras que se imponen desde muchos sitios, y en una profesión que se presta al aislamiento, El alienista fue especial, porque me demostró lo verdaderamente necesaria que es la complicidad de los eslabones. Esto incluye, por supuesto, a las currantas que pulieron la traducción, Jennifer Morales, Carla Pavia e Irene Díaz: las buenas revisoras valen su peso en oro.»
Marta Aulet (traducción)
«Debido a lo impersonal de algunas agencias, ya había trabajado con Marta Aulet en ochocientas cosas sin saberlo (a medias o revisándonos). Para El alienista la gestora del proyecto nos puso en contacto por fin, y menos mal, porque empezamos a hacerla por el quinto capítulo.
Los capítulos llegaban desordenados (y con plazos tirando a cortos), así que nos apuntábamos todo lo que pudiera darnos dolores de cabeza en el futuro. Recuerdo que en el quinto capítulo se mencionaban partes de una carta escrita por el asesino que se leía entera al final del capítulo anterior… que aún no teníamos, claro. Por suerte, más tarde nos dejaron cambiar alguna cosa en capítulos ya entregados cuando por fin tuvimos el contexto suficiente.
En esa fase de retoques, poder ver cosas que antes eran fondos verdes gigantes fue interesante (aunque ver a los personajes mirar pensativos al horizonte verde tenía su gracia). Y mejor no hablamos del cortapega del infierno que hicieron con un montón de escenas… Casi nos deja el cerebro como el de alguna víctima de la serie.
Trabajar con Marta fue un placer (¡como siempre!), contarnos los capítulos que no teníamos e intentar adivinar quién era el asesino fue bastante divertido. Si no hubiéramos podido comunicarnos, está claro que el proyecto no habría salido ni la mitad de bien.
También contamos con revisoras de lujo, aunque nos enteramos de quiénes eran cuando ya acabó el proyecto (y la comunicación con ellas habría venido muy bien). Muchísimas gracias por vuestro trabajo, Jennifer Morales, Carla Pavia e Irene Díaz (con la que comparto más que apellidos).
Gestores de proyectos del mundo, por favor os lo pido, ¡poned a vuestros traductores en contacto!»
Victoria Díaz (traducción)
Finalistas en la categoría Mejor subtitulación de obra estrenada en TV, DVD o plataforma en línea