«Después del subidón inicial que da cuando llega un encargo así, vino el tortazo de realidad™ según iba viendo la película: era un musical, sí, pero mi cara de horror se debía a la pesadilla de toda subtituladora… UNA NIÑA QUE HABLABA A MIL POR HORA. ¡Y no podía pasarme de 13 caracteres por segundo porque era una peli infantil!
Después de resoplar mucho (mucho), llegó el momento de remangarse y ponerse manos a la obra. Un juego de palabras por aquí, un chistecito por allá, el idiolecto de ciertos “señores” mayores, chorrocientas frases de la puñetera niña (con perdón) que había que condensar y pautar al milímetro…
Debido a la dificultad del proyecto, más tarde tuve la oportunidad de cambiar el límite de velocidad de lectura por el de adultos (17 caracteres por segundo). Tras mucho pensarlo y consultarlo, seguí con el de 13. Y volví a resoplar… pero de alivio.
Habrá quien me llame loca, pero el público objetivo es el que es. En estos casos, una parte muy importante de nuestro trabajo es saber sintetizar para que la chavalada pueda leerlo todo bien y no tenga que estar pausando la película cada dos por tres.
Al final, ningún trabajo es imposible… ¡y acabé cogiendo cariño a la niña!».
Victoria Díaz Hernández (traducción)
Finalista en la categoría Mejor subtitulación de largometraje en castellano para cine, TV, DVD o plataforma en línea