«Cada nuevo proyecto siempre es una sorpresa, pero con un título como Te estoy amando locamente cualquiera puede sospechar que la película va a tener una importante carga musical. Y es que el largometraje de Alejandro Marín no es solo una reivindicación del orgullo y de los inicios del movimiento LGTBI en nuestro país, tomando como referencia la Sevilla de finales de los 70, sino que también es un viaje a la España musical de aquella época en la que la copla convive con el pop a través de la música de Smash, Mari Trini o, como era de esperar, Las Grecas.
Subtitular, la mayoría de las veces, supone sintetizar. Por mucho que queramos incluir la mayor información posible, la velocidad o el número de caracteres implican ciertos sacrificios; y, a menudo, las mayores damnificadas son las letras de las canciones. Sin embargo, en esta película, los versos de “A tu vera” o “Yo no soy esa”, interpretados por La Dani y Omar Banana, son tan importantes como cualquier diálogo.
Todos conocemos de sobra el tema que da título y que suena durante los créditos de apertura. Todos lo hemos oído alguna vez, ya sea en verbenas, bodas o fragmentos de Cachitos de hierro y cromo, y todos sabemos que Las Grecas no dicen “locamente”. Aunque las normas y la lógica indican que a la hora de subtitular conviene pulir las incorrecciones en el lenguaje, me surgió un pequeño dilema: “¿Me voy a atrever a cambiar ‘locamenti’ por su escritura correcta?”. Como me parecía una osadía poner en subtítulos palabras que Carmela y Tina no habían pronunciado, mantuve entrecomillados términos como “locamenti” o “ausenci”.
Algo parecido me planteé con el personaje interpretado por Alba Flores y sus expresiones como “sentarse”, “venirse” o “esperarse”. Un detalle como este sirve para caracterizar y definir a un personaje y un público que no puede escuchar no debe perderse estos matices. Además, ¿quizá bajo estas palabras se escondía un homenaje a su abuela y a su “si me queréis, ‘irse’”?
Puede que esto último sea solo mi interpretación y estoy encontrando aquí a Lola Flores en mi afán de reivindicar la música en la película, pero hay un último motivo que me da razón para defender la importancia de las letras. “Yo solo quiero amor”, el tema de Rigoberta Bandini que cierra el largometraje, obtuvo el Goya a la Mejor Canción Original. “No sé si hubieron signos que yo no logré entender”, dice uno de los versos de la pieza ganadora de Paula Ribó. Y es que todo debe ser entendible y accesible en el subtitulado para sordos.»
Héctor Sánchez Moro (subtitulado)
Finalista en la categoría Mejor subtitulado para personas sordas de obra para cine, DVD, TV, plataforma en línea o dispositivo móvil